Estaba llena de planes y cosas por hacer, sentía que no podía parar, mi agenda era un vertiginoso remolino llena de compromisos y tareas que realizar, ya sea de mi trabajo, de mi familia, de los diversos círculos en los que me relaciono.
Todo marchaba perfecto, “aparentemente” pues todo lo que hago me apasiona y me llena de motivación y satisfacción. Más en el fondo, en mi interior, había una voz que cada vez se hacía más fuerte.
Era más perceptible cuando llegaba rendida a casa después de largas jornadas de trabajo, cuando sentía que mi cuerpo me llamaba la atención con algunos malestares físicos e incluso hubo días que me costaba trabajo levantarme.
Al rededor había señales de que debía hacer un alto en el camino, siempre estaba preocupada por resolver la vida a los demás, siempre más atenta de que todo marchara a la perfección en mi trabajo, y en ocasiones me distraída de disfrutar momentos familiares por estar más al pendiente de mensajes o llamadas que me hicieran saber que con las personas que colaboraba todo estaba bien.
Quizás te identifiques con lo que te comparto, a veces nuestros sueños son tan grandes, que nos exigimos a nosotros mismos ser esa persona perfecta, lucir bien, ser los primeros en llegar a tiempo, que todo lo que hacemos este en orden, no permitirnos fallar, y si lo hacemos, nos sentimos culpables, enfadados con nosotros mismos, decepcionados, como si alguien nos hubiese programado para ser infalibles.
Todo era justificable, siempre soñé todo lo que en ese momento tenía, para llegar allí había trabajado muchos años por mi cuenta, pasado la pandemia y logrado lo que pocas personas a los 55 pudieran esperar que sucediera laboralmente hablando a esa edad.
Más esa voz interior era cada día más fuerte, aunque estaba motivada y me alentaba continuar ese ritmo maratónico, una decisión paro todo por completo, haciendo que mis planes laborales cambiaran. Entonces, después de preguntarme muchos días… ¿por qué aquello que aparentemente era bueno para mi había terminado? Me di cuenta de que había llegado el momento en el que tenía que voltear a verme, darme tiempo para mi salud, para volverme a encontrar y entender que es lo que en este momento de mi vida es vital y realmente me hace feliz.
Hoy estoy aprendiendo a fluir, a soltar las situaciones, personas y actividades que no contribuyen a mi paz, estoy permitiéndome apoyarme en las personas más cercanas para tener más tiempo para realizar otras actividades que me hacen sentir bien y he aprendido que aunque a veces nosotros nos queremos aferrar a nuestros planes, Dios siempre nos abre nuevos caminos que debemos recorrer para entender las lecciones de vida que debemos aprender en este plano temporal.
Siempre habrá personas que nos aman, nos quieren y también quienes nos juzgan, o con quien no hacemos match, así que las críticas siempre estarán presentes en nuestras vidas. Nuestro actuar debe estar estrechamente relacionado con nuestro propósito de vida, que a veces no es fácil descifrar, pero si tenemos la recta intención de indagar en el lugar desde el cual servimos mejor a nuestra misión, esa voz interior, que en lo personal creo que es la inspiración divina, nos mostrará el camino a seguir.
Cada persona pasamos por diversas etapas de vida, cada una con sus luces y sombras, pero jamás dejemos que el ruido exterior nos impida escucharnos, por ello es importante buscar espacios de soledad, para meditar, reflexionar y recargar pila también, es importante distinguir cuando debemos soltar y alejarnos de aquello que ya no contribuye o suma a nuestro proyecto de vida.
Te invito a escucharte más, a saber, identificar lo que en cada parte de tu caminar es bueno para ti, a veces sentimos que necesitamos la aprobación de los demás para saber que estamos en el camino correcto, cuando en nuestro interior, si conectamos con nuestro corazón y razón, sabremos identificar lo que requerimos en cada momento.
No tengas miedo y atrévete a escudriñar en el infinito caudal de posibilidades que habita en ti, seguramente te vas a equivocar, a caer y volver a levantar, pero cuando decides tomar consciencia de tu amor propio y trabajas en él, tu andar será más ligero y todo lo que llegue a ti serán grandes oportunidades de crecimiento personal.