“Hay momentos en los que no estamos mal… pero tampoco bien. No estamos en crisis, pero algo dentro se resiste. Es esa incomodidad silenciosa que te susurra: ya no es aquí.”
Hay momentos en la vida en los que todo parece “estar bien”… pero algo dentro de ti no encaja.Cumples con tus responsabilidades, pero te sientes apagada(o). Te esfuerzas, pero ya no te entusiasma. Lo haces todo como se espera, pero sientes que estás lejos de lo que verdaderamente te inspira. Eso no es confort. Eso es zona de desconfort.
No es una crisis visible, pero es una desconexión interna. Un punto en el que no estás donde estabas, pero aún no te atreves a ir donde sueñas.
¿Cómo saber si estás ahí?
- Ya no encuentras sentido en tu rutina diaria.
- Te sientes atrapada (o), pero sigues porque es “lo seguro”.
- Te cuesta imaginarte en el mismo lugar dentro de un año.
- Evitas pensar en lo que realmente quisieras hacer.
- Sientes que tus talentos están siendo desaprovechados.
Y aunque puede parecer un callejón sin salida, en realidad puede ser el inicio de tu evolución personal y profesional. Si lo atiendes, si lo escuchas, si actúas.
Tres claves para transformar esa incomodidad en impulso
1. Muévete, incluso si no tienes todo claro
La claridad no llega esperando, llega caminando. Cuándo algo deja de hacerte sentido, no es tiempo de ignorarlo, sino de observarte. Pregúntate:
- ¿Qué me gustaría hacer si no tuviera miedo?
- ¿Qué disfruto, en qué me reconozco?
- ¿Qué actividad me haría sentir más viva(o)?
2. Cuestiona tus límites, no tus sueños
Muchas veces creemos que ya es “tarde”, que “no sabemos hacer otra cosa” o que “no vale la pena arriesgarse”. Pero no se trata de desechar tu experiencia, sino de redirigirla. Reinventarse no es empezar de cero: es empezar desde lo aprendido.
3. Sé paciente, pero firme
No se trata de hacer cambios impulsivos, sino conscientes. Haz una lista de tus opciones reales, establece pequeños pasos y comprométete con ellos.
No necesitas saltar al vacío: puedes construir un puente hacia el lugar donde deseas estar.
La incomodidad puede ser la chispa de tu evolución
No te conformes con sobrevivir.
No postergues tu plenitud.
No sigas en automático solo porque el mundo te dice que “estás bien”.
Escucha tu incomodidad como lo que realmente es: un llamado interno a crecer. A transformarte. A volver a ti.






